ARTÍCULO, PENSAMIENTOS

El “No”, el monosílabo temido y olvidado para educar

Es necesario poner límites en edades tempranas… aunque resulte ingrato en un primer momento, a la larga verás los resultados.

POR IRENE GONZÁLEZ COLLADO
niña rabieta

Es curioso lo pronto que los niñ@s aprenden a decir «no» en sus primeros años de vida, seguro que te suenan frases como…«no quiero ir a la cama»,  «no me gusta esto»,  «no quiero ponerme esta ropa»,  «no quiero ir al colegio», …es una laaaarga lista. Sin embargo, parece que algunos padres, no están por la labor de tener el famoso monosílabo en su vocabulario con tanta o al menos «algo» de frecuencia. Las nuevas teorías sobre «la regañina» positiva, el miedo a parecer déspotas y poco transigentes, o la comodidad de ceder antes de enfrentarse después de un laaaargo día de trabajo a una rabieta, hacen que demasiadas veces lo apartemos en el olvido.

Estas son las principales razones que dan sentido a la ya famosa frase: «Diciendo no, también educamos».

  1. Es absolutamente necesario marcar límites claros y firmes durante los primeros años de vida del niñ@, ya que éste  necesita tener estabilidad y rutinas, y los límites lo favorecen.
  2. Enseñar a interiorizar unas normas, transmitirá una disciplina que, el niñ@, hará suya desde pequeño Progresivamente se responsabilizará de su comportamiento.
  3. Comprender la realidad y posibilidades de los niñ@s en cada etapa de su desarrollo, les mostrará convenientemente lo que pueden y no pueden hacer, lo que está permitido y lo que no lo está.
  4. Es una manera de frenarlos, de protegerlos, ya que los niñ@s, llevados por su curiosidad, pueden verse a menudo, envueltos en situaciones peligrosas: poner los dedos en un enchufe, llevarse cosas a la boca, etcétera. Hay que tener en cuenta que, en ese momento, para ellos resulta difícil entender las consecuencias de su acción y olvidan nuestras advertencias, los adultos somos su única opción.
  5. Poco a poco, los niñ@s  discriminarán entre lo que es posible y lo que está prohibido. Sobretodo, a medida que dominan el lenguaje, están preparados para entender los motivos de las prohibiciones, por eso es el momento para explicarles por qué no deben tocar la plancha encendida o bajarse de una acera, y no simplemente decirles «no toques» o «no hagas».
  6. Por último, es preciso tener en cuenta que los niñ@s, aprenden mucho imitándonos y observando nuestras actitudes, valores y comportamientos, y, por tanto, éstos deben estar en consonancia con nuestras palabras ya que de otro modo perderán, a sus ojos, todo su sentido.

Si te han terminado de convencer las razones enumeradas… ahora toca llevarlo a la práctica de la mejor forma…

• Decir «no» de una forma razonada, como por ejemplo: «Esto no puedes hacerlo por tal y tal cuestión…» o «deberías hacer las cosas de esta forma porque…» es más efectivo que un «no» rotundo y sin explicaciones.

• No debemos abusar de un «no» tajante ya que ellos son exploradores por naturaleza y también aprenden de sus errores.

• Es preferible utilizar un «no» en el momento preciso que dejar pasar las cosas y acabar luego con un mal humor que pagamos a destiempo.

• Enseñarles lo que deben hacer y cómo hacerlo también son formas de decirles «no» pero de una manera positiva.

• No pongamos nunca en duda nuestra negativa; si hoy decimos «no veas la tele más tarde de las ocho» y mañana no seguimos esta indicación, perdemos credibilidad. No vale el «hoy una cosa y mañana otra». Otra cuestión es que con el tiempo vayamos reformulando nuestras decisiones.

• El «no», no excluye la aprobación. A los niños les gusta sentirse elogiados y reforzados, y de la misma manera que se les riñe cuando hacen algo mal, hay que felicitarles cuando hacen las cosas bien.

• Los límites han de seguir criterios educativos y no responder a nuestro miedo o comodidad. Por ejemplo, si nos da miedo que baje por el tobogán es preferible que estemos atentos antes que prohibírselo.

Extraído de: https://elalmademiaula.com/2015/02/11/no-el-monosilabo-temido-y-olvidado-para-educar/

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